Sólo la soledad derrite esa espesa capa de pudor que nos aísla a los unos de los otros; sólo en la soledad nos encontramos;

y al encontrarnos, encontramos en nosotros a todos nuestros hermanos en soledad. Créeme que la soledad nos une tanto cuanto la sociedad nos separa. 

Y si no sabemos querernos, es porque no sabemos estar solos. Sólo en la soledad, rota por ella la espesa costra del pudor que nos separa a los unos de los otros, 

y de Dios a todos, no tenemos secretos para Dios; sólo en la soledad alzamos nuestro corazón al Corazón del Universo; 

sólo en la soledad brota de nuestra alma el himno redentor de la confesión suprema. No hay más diálogo verdadero que el diálogo que entablas contigo mismo, 

y este diálogo sólo puedes entablarlo estando a solas. En la soledad, y sólo en la soledad, puedes conocerte a ti mismo como prójimo; 

y mientras no te conozcas a ti mismo como prójimo, no podrás llegar a ver en tus prójimos otros yos. 

Si quieres aprender a amar a los otros, recógete en ti mismo.

Miguel de Unamuno

Julián Peragón
About the author

Antropólogo. Escritor y Formador de profesores de Yoga y Meditación de la escuela Yoga Síntesis. Profesor del Master de Mindfulness y Organizaciones Conscientes en la UB.

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